¿Quién podría oponerse a la idea de garantizar que los pacientes nunca sean discriminados por los hospitales debido a sus orientaciones sexuales, sus identidades de género o sus expresiones de género? Lamentablemente, la respuesta son las autoridades federales. Funcionarios de alto rango en el poder ejecutivo están rompiendo sistemáticamente incluso las más humildes medidas dirigidas a mantener los valores básicos americanos de equidad e igualdad. The New York Times informó recientemente que las nuevas reglas inquietantes están saliendo de la Departamento de salud y servicios humanos después de la aprobación del Departamento de Justicia de los Estados Unidos.

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